jueves, 22 de octubre de 2009

Las cuevas de las montañas de Hardl

En las montañas de Hardl se encuentran, triste o felizmente, unas famosas, a pesar de desconocidas, cuevas.

Célebres por ser refugio desde tiempos inmemoriales de aquellos que, hastiados de la vida por haberla probado demasiado o desencantados del mundo por no haberle encontrado sentido, se acercan a ellas para dar con sus huesos, cansados o inquietos, en un lugar fuera del mundo aunque localizado en él.

Las cuevas de las montañas de Hardl se encuentran situadas en ninguna parte, pues es allí donde desean ir aquellos que las buscan. De hecho, ni cuevas ni montañas existirían para nadie si nadie hubiese que las buscara.

Puedes encontrar cuevas grandes o pequeñas, si bien nadie se pone de acuerdo en comparación con qué. Lo que no se da en esas montañas, brumosas cuando está nublado o soleadas cuando se despeja el cielo, son las cuevas de tamaño mediano. Hay gente que dice que es porque éstas se esconden muy bien, aunque nadie lo ha demostrado.

En algunas de las cuevas pueden encontrarse restos humanos, huesos pelados y semienterrados en el blando suelo. Son los huesos de quienes por fin han hallado respuesta a sus preguntas.

La más famosa de ellas es aquella a la que llaman "la cueva de los tres fugitivos", lo que no está muy claro es quién la llama así, pues nadie ha hablado nunca a persona alguna de la existencia de las cuevas ni de sus ocupantes.

La de "los tres fugitivos" debe su nombre a tres hombres que, encontrándose en lugares muy distantes geográficamente en el mundo que todos conocemos, huyeron cada uno de ellos de los otros dos. Nadie sabe el motivo por el que lo hicieron, ni siquiera ellos mismos. Lo que sí resulta claro es que acabaron los tres en la misma cueva como resultado de esa huida y, por tanto, reuniéndose por primera y última vez.

¡Quien sabe lo que ocurrió allí! Lo que sí es evidente, al contemplar los huesos de los tres hombres, entremezclados y confundidos entre sí, es que las cuevas de Hardl existen para recordar a todo el que las busque que, si las encuentra, entenderá con claridad que toda huida acaba en una reunión y que nada puede escapar, sino sólo volver.

No es una lección fácil, ni que tenga sentido inmediato.

Pero es una lección.
I

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