miércoles, 13 de enero de 2010

La base del desarrollo humano

Hay personas que están dispuestas a aceptar nuevas teorías pero no están dispuestas a rechazar las ideas que adoptaron en la infancia de una forma completamente acrítica.

Del intento de conciliar las nuevas creencias con los dogmas impuestos y nunca entredichos, no puede sino surgir un caos intelectual e incluso vital.

¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué personas aparentemente inteligentes y racionales tienen comportamientos absurdos y autodestructivos a pesar de la evidencia del perjuicio?

La explicación, difícilmente inteligible desde el punto de vista del razonamiento lógico, hay que buscarla, sin duda, en lo inconsciente.

¿Cómo lo inconsciente es capaz de interponerse hasta tal punto al pensamiento racional, pervirtiéndole y obligándole a un pacto con ideas y dogmas preestablecidos que lo corrompen?

Probablemente la clave está en el deseo, necesidad incluso, del niño de ser amado y de encontrar un sentido de pertenencia, de identificación con sus padres; de amor y seguridad, lo que, paradójicamente, puede llevar al individuo en la edad adulta, a un pensamiento y afectividad erráticos e inseguros, pues aún no ha encontrado aquello que debió recibir de niño y que le habría proporcionado una base estable a partir de la cual desarrollarse: Amor incondicional, respeto y seguridad.
I